A fuego bajo: sobre cómo coger el oficio de escribir
- Daniela Zuluaga
- 8 jul 2020
- 3 Min. de lectura
¿Cuándo se da cuenta uno que es buena para algo? Yo me di cuenta que era buena para escribir cuando en primero nos pidieron que hicieramos una carta al presidente pidiendo la paz. Yo no escribí tanto una carta, sino que hice como un cuento. La profesora se emocionó cuando lo leyó, me dijo que estaba con muchas faltas de ortografía, pero que era muy bueno y que lo iba a mandar a un concurso. Y ahí fue que me di cuenta. Cuando ella, Martica, mi primera lectora me lo dijo; no cuando yo lo estaba escribiendo.
Uno piensa mucho que la escritura es algo solitario. Empieza a guardar escritos por ahí: en la parte de atrás de los cuadernos, en las notas del celular, en archivos de Word regados por el computador. A veces se los muestras a tu mamá o a una amiga y te dice muy bonito, muy bonito y sigues. Pero, ¿cómo hace uno para pasar de ahí? ¿Para ver si sí es que te está quedando bacana tu cazadora de vampiros Rose que escribiste el día que te quedaste por fuera de la casa? ¿Para ver si ese poema sí le caló al otro, sí le llegó eso que cada día es tan difícil de expresarle, tan difícil de que entienda? Nada, pues lo tienes que mostrar más. Tienes que buscar a alguien que más que ver lo bonito te diga si esas cosas están funcionando, si sí se entiende lo que querías decir.
No es tan fácil encontrarlo. Estamos acostumbradas a leer de manera ligera y sin criticar. Comprendemos lo que se dice e incluso podemos estar de acuerdo o en desacuerdo con lo que propone, pero no nos creemos quien para juzgar la manera en que se dijo. Eso es lo que nos enseñan en el colegio: encontrar la idea principal pero no si estuvo bien expresada. Desde primero hasta que llegué a la universidad solo me encontré con un par de personas que me hicieran sentir que estaba siendo leída de manera crítica, de manera que podía mejorar y aprender a partir de ahí. Ambas fueron docentes que pusieron ejercicios de escritura creativa en sus clases. Y sí, me ayudaron, pero también me hacían sentir juzgada, poco buena. No creo que fuera su intención. De pronto la posición que tenían no ayudaba.
Ese espacio lo vine a encontrar en Barullo (y sí, va a ser muy normal que hable de Barullo en mi blog, váyanse acostumbrando). Barullo fue un espacio que armamos entre pares, en donde las que me juzgaban eran chicas y chicos como yo. Fue muy bueno para que yo me soltara y arrancara a crear de una manera sostenida y también para que entendiera qué implica leer a las otras personas de una manera crítica. Al principio éramos unas bolas; ni sabíamos qué comentarnos por miedo a lastimar a la otra. Con el tiempo el taller se volvió un espacio súper rico, retador e interesante, como lo es hoy. Desde entonces, y porque sé lo mucho que fue bueno para mí, estoy convencida de que una lectura horizontal y crítica es la mejor manera para lograr buenos textos y escritoras felices.
Eso sí, lo de la horizontalidad es importante, por lo menos lo fue para mí. Al fin y al cabo uno siempre pone mucho corazón en lo que escribe. Una buena crítica de un par cuando uno está empezando puede ser menos dolorosa que la crítica de una profe a la que admires, así esta también sea muy buena. Nuestros egos de escritoras suelen ser muy frágiles, tratemos de no quemar el arroz por poner el fuego muy alto.
Hablando de eso y esperando encontrar en ustedes lectoras y lectores críticos pero amorosos les quiero compartir un regalito. Es un texto mío que se llama La rola. Recientemente salió publicado por Dosis Mínima en su Colección Local. Me hizo muy contenta porque es un proyecto muy bello que busca justamente que las cosas se lean de manera muy cercana y sin que cueste mucho. Ustedes mismas pueden descargar el imprimible en su casa y hacer un pequeño librito para leerlo. También lo pueden escuchar en audio.
Acá el link al cuento: https://bit.ly/2D6Qx7b
Espero que lo disfruten. Habla de un momento difícil, de mucha reflexión y conflicto, que viví durante mi paso por el Grupo Las Troyanas. Lo que se dice ahí es algo que siempre me hace pensar cuando trabajo con gente en “territorio”, pero ya luego les hablaré más de eso.
Me cuentan qué les parece y también qué opinan de lo que dije acá.
Hasta la próxima entrada.

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